Esta semana el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (Sipri, por sus siglas en inglés) publicaba su informe anual sobre el gasto militar en el mundo. Este estudio toma en cuenta varios rubros -únicamente oficiales- como: compra de armamento, mantenimiento de las tropas, costos administrativos, infraestructura e investigación científica con fines militares.
La tendencia a la baja en el expendio castrense parece mantenerse pero con notables excepciones. En 2012, el gasto se redujo un 0,5%, debido, en gran medida, a la retirada de las tropas de Estados Unidos y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de Irak, a finales de 2011. En 2013, el descenso fue de 1,9%. Pese a estas cifras optimistas, en la mayoría de los países los recursos invertidos en temas militares se han incrementado.
¿Qué revela este informe de la nueva configuración mundial, caracterizada por un desgaste del poder hegemónico de Estados Unidos y un ascenso de nuevos actores globales como Rusia y China? Hay que decir que todo informe, ranking o documento similar tiene su margen de error y su nivel de sesgo. Pero partiendo de que el Sipri toma los datos provenientes de fuentes oficiales, se puede tener una idea cercana de las tendencias en el gasto militar de acuerdo a los objetivos de los Estados.
A nivel mundial se invirtieron $ 1.750 millones en asuntos castrenses. Mientras Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países europeos, como Austria, Bélgica, Holanda, Grecia, Irlanda, Italia y España, han recortado sus presupuestos militares, Rusia y China han reforzado la adquisición de armamento y la preparación de sus tropas.
Pese a que Estados Unidos, responsable de un tercio del gasto militar en el mundo, redujo un 7,8% sus recursos debido a su salida de Afganistán, es todavía el principal comprador de armas. El ascenso de Rusia es llamativo y va de la mano con su afianzamiento como actor global, con poder de disputarle el monopolio decisional a Estados Unidos. La Federación Rusa ha aumentado su gasto de defensa un 4,8%. Además, sus exportaciones de armas, el traslado de los presos privados de libertad alcanzan el 27% del mercado mundial, luego de Estados Unidos que mantiene un 29%. Los principales periódicos del mundo como ‘El País’ y ‘The Guardian’ no han tardado en subrayar el incremento del gasto militar ruso en 2013 y darle un cierto giro demonizador, muy acorde a la campaña mediática en contra del presidente ruso, Vladimir Putin, debido a la actual disputa entre el país euroasiático y Occidente por Ucrania.
A pesar de aquello, China es el país que ocupa el segundo puesto, con un incremento del 7,4%. Cifra que se matiza, pues la distribución de recursos militares son aún parcialmente secretos.
Se estima que para este 2014 gaste un 12% más que en 2013 por las tensiones territoriales que mantiene con Japón y Filipinas. Más allá de estas dinámicas, la modernización militar ha sido uno de los principales temas de la agenda china, que busca que su ejército tenga la talla de su economía. La difusa comunidad internacional sigue preocupada por la falta de transparencia de sus cuentas, una cuestión que China hasta el momento no piensa resolver.
Arabia Saudita ocupa el cuarto puesto del expendio castrense mundial, motivado por la cantidad de petrodólares con los que cuenta. Los centroamericanos: Nicaragua, Guatemala y Honduras han incrementado su presupuesto, debido a los carteles de la droga y al crimen organizado. En general, en América Latina, la inversión en defensa ha crecido un 2,2% por el buen momento que goza la región y cierta tendencia al rearme. El conflicto colombiano y la proliferación de alianzas extrarregionales (OTAN, Rusia, India) generan cierta atmósfera de incertidumbre que ha desembocado en un alza del presupuesto militar.
Justamente, hace un año la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) celebraba por todo lo alto la aprobación del tratado de regulación del comercio de armas. Se trata de un instrumento vinculante que prohíbe cuestiones como la transferencia de armas convencionales a otros países si se sabe que pueden ocurrir delitos de lesa humanidad, genocidios o crímenes de guerra. Desde luego, los grandes comerciantes de la defensa, se opusieron a este tratado.
La historia revela lo poco que los tratados internacionales han podido hacer por la humanidad, menos aún, cuando la defensa nacional y los fines de lucro se anclan al comercio armamentista. En cambio, lo que sí ha dejado claro es que sin inversión militar, muy poco poder real podrá tener un Estado en el momento de negociar su lugar en el tablero mundial.
Clara coincidencia: los que más gastan en defensa son los mismos que se niegan a dejar su asiento o a incorporar a nuevos miembros en el oneroso Consejo de Seguridad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.