Hace 8 años Juan Manuel Santos y Óscar Iván Zuluaga apoyaban a Álvaro Uribe en su camino a la reelección. Días antes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales 2014, un conocido canal de televisión colombiano revelaba un video en el que se mostraba a los 3 juntos en plena campaña de 2006. Hoy esa festiva escena es de archivo.
La opinión pública ha situado, forzadamente y sin ningún rigor analítico, a Óscar Iván Zuluaga como la opción de extrema derecha y a Juan Manuel Santos como el candidato de la centro-derecha. ¿Ideológicamente lo son? O ¿simplemente son nominaciones antojadizas formuladas a partir de las posturas coyunturales de ambos frente al conflicto con la guerrilla?
Las referencias para haber determinado las posiciones de los candidatos dentro del espectro ideológico parecen ser 2: su cercanía o distancia del uribismo y su forma de encarar el conflicto y no otras agendas más allá del conflicto, que permitan definir con mayor claridad su ubicación ideológica.
La campaña ha girado en torno al proceso de paz. Por un lado, Santos continúa en dirección de seguir con las mesas de diálogo con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Ahora ha incluido al Ejército de Liberación Nacional (ELN) como un actor necesario de lo que llama la “paz integral”.
Por otro lado, Óscar Iván Zuluaga plantea una “paz negociada” con condiciones a pérdida para las FARC, a las que califica como un cartel y grupo terrorista.
Pese a que el debate se ha centrado en esta cuestión, tampoco ha girado en torno a propuestas claras, sino a los dimes y diretes cuasi personales de ambos candidatos. Crear una oposición ideológica entre ellos se vuelve aún más artificial cuando Álvaro Uribe sostiene que Santos es la opción del castro-chavismo y que el presidente colombiano guarda un “silencio cómplice” con el gobierno de Maduro. El mismo estribillo de la derecha cuando no tiene más argumentos, pero que en el caso de Colombia, ha tenido cierto efecto para que Santos mantenga su distancia de Caracas.
En el conflicto sobre el conflicto, más que distancias ideológicas existen disputas discursivas y posturas frente a la paz basadas en intereses políticos y económicos. Lo que sí queda claro es que la izquierda aquí no aparece como la oposición. Por el contrario, las distintas vías para los diálogos de paz han terminado por soslayar cualquier otro tipo de enfrentamiento como el político-ideológico. La izquierda colombiana que muy poco juega electoralmente no ha tenido más que sumarse a la opción “menos mala”. Saber por qué la izquierda colombiana no ha logrado una conexión con el pueblo es otro debate, pero quizá esta sea otra variable que ayude a explicar por qué la opción-Santos resulta ser para muchos esa “tercera vía”.
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